Pocos de nosotros habíamos escuchado hablar de «confinamiento», «barreras sanitarias» y «distanciamiento social» antes del año pasado. Hoy, que estas expresiones forman parte de nuestro cotidiano, también lo son las consecuencias de la pandemia de la COVID-19.
La pandemia que se ha suscitado desde el primer trimestre del año 2020 ha golpeado fuertemente a la población que ya era pobre y vulnerable, amenazando de impeler a la pobreza a millones de familias adicionales. Si bien el número de individuos en el mundo que vivían con menos de $1.9 dólares al día había disminuido progresivamente durante varias décadas, la lucha contra la pobreza extrema ha encontrado durante el 2020 su regresión más grande durante los últimos veinte años.
Una de las medidas que más impacto ha tenido sobre las naciones en vías de desarrollo fue el cierre de las escuelas. Más de 160 países procedieron a suspender las actividades presenciales en los centros de enseñanza y esto ha afectado al menos a un millón y medio de niños y jóvenes en el mundo. Los efectos que deja esta medida corren el riesgo de durar varias décadas, pues aparte del rezago educativo generado por esta, se le suma la intersección de la brecha digital entre las zonas rurales y urbanas en simultaneidad con la suspensión de programas sociales como los desayunos escolares. Mientras que la situación económica confronta a las familias a tomar decisiones financieras difíciles, la tasa de deserción escolar suscita inquietudes sobre la desigualdad a largo plazo.
COVID-19 Sinónimo de Hambre y Desigualdad
A grandes rasgos, los individuos más jóvenes son también los más vulnerables al alza de la inseguridad alimentaria que se cierne sobre las zonas rurales y urbanas. Específicamente en México, el año pasado la caída en el PIB fue 8,3%, la segunda mayor en los últimos 120 años, solo después de la de 1932, estimada en cerca de 14%. La pérdida inversión nacional y extranjera ha sido otro indicador alarmante cuyos efectos se resienten ya desde el verano pasado, cuando Alimento Para Todos se enfrentó a un reto sin precedentes para expandir la asistencia alimentaria a partir de programas de intensivos de alivio a la población más vulnerable de nuestras comunidades, lo cual también implicó la expansión de la capacidad operativa de la Institución.
Durante más de 25 años Alimento Para Todos ha realizado contribuciones audaces al esfuerzo local e internacional por conseguir que todos los individuos tengan acceso a una alimentación digna. A través de acciones estratégicas con aliados nuevos y existentes que forman parte del sistema alimentario y la sociedad organizada en México y el mundo, hemos tenido la oportunidad de continuar dando pasos en la intervención de las cadenas productivas así como responder a la urgencia humanitaria siendo conscientes de nuestra responsabilidad y manteniendo en mente nuestra visión estratégica. Nuestro Informe Anual rinde cuentas de nuestra labor y reafirma nuestro compromiso con la lucha contra el hambre, el cual se extiende más allá de una fórmula asistencialista, pues reconocemos que el hambre se trata de personas e historias complejas. Es a partir de esta visión que reconocemos que la única manera de sobrellevar el próximo tramo de la historia será la ayuda mutua.
Puedes descargar nuestro informe anual completo en aquí.